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Veintidós, nunca se enamoren (capítulo 1)

  • Foto del escritor: lautaro dattoli
    lautaro dattoli
  • 25 jul 2017
  • 2 Min. de lectura

Capítulo 1

Tiempos modernos

Sábado 22 de julio, un frío que “abraza” la capital y sigo sentado como si recién hubiese llegado, pero pasaron horas, incluso ya es de noche y alguien en algún lado de esta ciudad debe estar preocupado por mí, claro que a mí no me importa, porque cuando estoy aquí, acompañado por mi conciencia y algún fantasma del pasado, nada me importa. En fin, es hora de que todo esto tenga sentido, se supone que cada vez que vengo a este lugar es para reiniciar mi vida, reflexionar e incluso rezarle a los intangibles y que alguien o algo me ayude a despertar de mis pesadillas, mas bien… mi realidad.

Si me preguntaban hace dos meses o quizás menos, seguro hubiese dicho que este año tenía todo para ser de los mejores de mi vida… obviamente me apresuré, como siempre, incluso capaz me estoy apurando ahora, en creer que todo se echó a perder. Todo por mi ansiedad, al menos eso dicen todos, para mí un poco de razón tienen, pero también hay cosas que no saben. Yo no soy como todos creen o ven, te armo un personaje, actúo, soy capaz de hacerte llorar de felicidad, con la frase más linda o de tristeza con los peores agravios en cuestión de segundos, de hecho hace muy poco lo hice con Elizabeth quien gustaba de mí, se notaba mucho, a mí me atraía también, pero éramos muy distintos, ambos lo sabíamos y para terminar con ella no fui muy sutil. Digamos que para empezar la charla le dije “te amo”, en esos ataques mentirosos o más bien exagerados que a uno le agarran a veces en las relaciones, entonces la vi sonreír, los ojos se les humedecieron apenas, pero sin darme cuenta a la media hora le estaba contando que la había engañado, que nunca le había sido fiel ni sincero y que no me importaba su dolor. Pero esto no termina ahí, cuando vi que la estaba destruyendo quise arreglar la situación y le dije que todo era broma, que quería ver su reacción y que me perdonara por el chiste… Así soy yo, esto fue la gota que rebalsó el vaso, por eso estoy acá sentado y así… así comienza esta historia.

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