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Veintidós, nunca se enamoren (Capítulo 6)


Capitulo 6

Mala suerte

Muchas personas dicen que la “mala suerte” es una excusa, una manera de esquivar los errores incriminando al destino y evitando así la responsabilidad y/o culpa. Yo, en cambio, diría que la “mala suerte” es mi sombra, una especie de compañera fiel que no me ha dejado nunca, sirviendo de guía para que las cosas me salgan mal y evitando con dedicación que las cosas me funcionen, jugando a los malabares con mis alegrías y dejándolas caer justo en el momento mas oportuno para lastimarme.

Hoy, solamente me comprenderían los que se sienten solos. Los que perdieron el rumbo o se les rompió la brújula. Aquellos que extrañan o esperan a alguien y sienten que la camiseta de la vida les queda grande. También los que fracasaron una vez más y ya no tienen fuerzas.

Se verían reflejados conmigo los que alguna vez tuvieron, a las cuatro de la madrugada, una pelea con un ser querido y de un momento a otro perdieron, para siempre, a esa persona que horas antes, recibieron en una estación de tren.

Únicamente me entenderían los que en primera persona vieron a su pareja siéndoles infiel y se animaron a mirarla a los ojos como si no la reconocieran, con el dolor profundo de la traición.

Exclusivamente, se identificarían conmigo, esta vez, los que creen que la “mala suerte” les golpeó la puerta y juran que el destino les tiende una trampa.

Pero más que nada sentirían lo mismo que yo, los que creen que lo mejor está por venir.

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