top of page

Veintidós, nunca se enamoren (Capítulo 7)


Capitulo 7

Oscuridad

Aunque todos me digan que soy joven, a veces siento que las mejores oportunidades de mi vida ya han pasado y no hay que ser un genio para darse cuenta que no las aproveché. En ese instante me culpo por todo y la depresión me invade porque no veo una salida, pero a la vez me aferro más a creer que hay gente mala y que sus acciones son las responsables de mi locura.

Ahí se encuentra mi oscuridad, se ubica en mi subconsciente y aparece cuando estoy muy enojado con alguien, para decirle hasta lo más humillante sin importar quien sea o cuales sean las consecuencias. Por estas cosas he llegado a conocer el odio y el rencor. Incluso esto me llevó a cometer los peores errores de mi vida.

Pero tengo un lado aún peor. Un costado más macabro que poca gente me hizo mostrar. Eso que algunos llaman indiferencia y que al darse a conocer ya no tiene vuelta atrás. Hace poco volví a sentir esa sensación por gente que dice algo y luego hace otra cosa, que ilusiona y promete como si la palabra ya no fuera compromiso suficiente. Supongo que los tiempos han cambiado y los códigos de los que me hablaba mi abuelo en mi infancia ya no existen.

En conclusión, creo que todos tenemos un lado oscuro. Incluso la misma luz cuando se le hace sombra. La traición está a la vuelta de la esquina y algunos somos más vulnerables a sufrirla, aquellos que actuamos inocentemente con el corazón y no con la razón.

Por todo esto he perdido a mucha gente y el peor error es pensar en que hubiera pasado si yo fuera distinto, dejando de lado mis convicciones y priorizando mis intereses. Pero pensar esto es totalmente en vano, porque uno es como es y su lado oscuro también.

bottom of page