top of page

Veintidós, nunca se enamoren (Capítulo final)


Capítulo 10

Capítulo final

Carta a París

De pequeño me contaron, como a cualquier niño, que los bebés provienen de París. Una mentirita piadosa de los padres y madres para explicar lo más hermoso del mundo… La creación.

A mí me gustó creer siempre en esta versión de los hechos, la fantasía que significa venir de un lugar único y sin maldad, donde mágicamente nos recoge una cigüeña para traernos a este mundo triste y real. Hasta diría que sueño con que al dejar esta vida yo pueda volver a ese sitio donde no existe el dolor.

Por eso escribo esta carta a París… Para que me de la fuerza necesaria para huir de esta realidad y que me reciba con los brazos abiertos ya que he decidido acabar con este sufrimiento, porque confío en que allí no hay penas ni tristezas que puedan vencerme y que será por fin todo lo que siempre soñé.

Porque se que me encontraré con mi verdadero yo, después de estar tanto tiempo perdido, porque al pasado no lo perdono ni lo olvido y me alejaré de los fantasmas con los que hoy convivo.

Hoy cumplo veintidós años y para algunos seré joven, pero para mí ya es muy tarde. Solo queda decir que si alguna vez leen esto los que están desencantados con esta vida como lo estoy yo, les recomiendo que nunca se enamoren.

Por último digo que quiero ser feliz y para eso lo único que necesito está en París.

Adiós y fin.

Tomás. Cualquier semejanza con la realidad nunca fue pura coincidencia.

bottom of page